Una amiga me brotó,

Un amiga me brotó,
un sarpullido en el viento,
cuya ola me atrapó
y me cobijó en sus adentros
capturando mis recuerdos
         I
¡Cómo corría su viento!
Con su fuerza me apresaba,
me enroscaba con su aliento,
sudores de agua salada.
Antonio Molina Medina


PAISAJE


Él… cómplice miradas,
cuerdas que abrasan,
dedos percusión.
Ella… Sonrisa clara.

El agua los bautiza.
Son almas que sueñan,
suspiros que claman,
corazones que percuten
en el tablado de sus caras.
Antonio Molina Medina


Hoy tus ojos no me miran.
Tu cara seria me indica
que tu corazón suspira
por la plazuela de Elvira.

Antonio Molina Medina

Recuerdos de un Pasado

En recuerdo de Catalina Trola, mi tía. 
Vivir en ‘Chorrosquina,’
trabajar en sus campos.
Despertar con la música estridente,
el ki ki ri ki
de los altivos gallos
que gritan: ¡Es hora de marchar!,
¡que el día nuevo empieza ya!

En las casas de paja todo tenía vida propia.
Todos cogían de la mesa
el pan con lo que hubiese para su sostén;
en los corrales se movían  las aves y las bestias,
y reclamaban su pitanza como los demás.
Hierba fresca, maíz, cebada, si es que aún quedaba. 

Y para abrevar, agua del chorro, otras de las acequias.
Y después cada cual a su tarea.
Todos tenían tajo. Unos la casa,
otros la tierra y, para los más chicos,
las tareas  pequeñas.

Llegó el verano para muchos de esos niños
Que, junto con otros que se sumaban,
también su tarea les daban.
Acarreaban el agua de la Fuente del Chorro para que no faltase,
recogían en los molinos teleras de pan
que, para toda la semana se guardaba,
y, cuando los hombres y mujeres
regresaban de la tarea, ya estaban prestos los peroles llenos
pero a veces, es verdad, no había ni eso
para recuperar las energías gastadas
por la labor del día.
Que todo era trabajo, sin agobios, ni bullicios,
sin  prisas, no brotaban resentimientos ni odios;
era otra forma de vida.

Y llegada la noche, concluida la faena
Y acurrucados al rescoldo…
avivando la llena caldera,
se contaban  cuentos y leyendas,
de contrabandistas y guerras pasadas.
De hombres que vendieron su alma, 
por unas pocas monedas.
Y las abuelas se marchaban y decían:
“¡que no habléis esas cuestiones, delante de los niños!
Vivir en ‘Chorrosquina’, bello sueño del pasado
que no envidiaba fortunas ajenas,
era vivir, según dice el poeta,
en el bíblico paraíso
que perduraba aún sobre la tierra.
Antonio Molina. Medina

MARÍA… SU CORAZÓN NOS HABLA

Nos habla con el  silencio, su silencio que atrapa.
Palabras humanizadas de luz y sombra preñada.

Nos hablan, susurran, seducen, sensaciones hilvanadas.
Nos hablan en las cascadas penetrando nuestro cuerpo, incontroladas.

Se funden en nuestra alma en sus brazos abrazados.
Son letras acompasadas que respiran emociones enamoradas.

Con su luz, ellas solitas nos hablan, nos llegan con su candor,
penetrando su calor, en nuestra sangre renovada.

Paladear su asiento, para volar con el viento
que plácidamente susurra, al oído de su nido.

Plegarias que hablan de vida, envuelta tierra cuartada,
que resurgen con el viento, entre alambradas y estacas.

El portón se abre al pasar. De los sonidos se derraman palabras
Sentimientos que al llegar caracolean sus versos, con estelas de palabras

Ellas buscan libertad en tierra firme tratada. Seguir perpetuando
sus versos aprisionados en sus palabras, palabras que nos iluminan.

Donde fluyen compromisos en el fondo de su alma.
Vuelve la luz de sus ojos, y flores en el rosal,
quedando sangre en sus manos que llegan al corazón.
Antonio Molina Medina


MUJER


Tu aliento y tu sonrisa
se mezclan con los paisajes
de la estepa, y ni el hielo
ni la escarcha serán capaces
de demoler tanta fortuna,
como la de haberte conocido
a través de las ondas.
Porque tu formas parte de
la madre naturaleza.
Antonio Molina Medina

CASTILLA (poética)


La poesía tiene sus derechos.
Lo sé.
Soy el primero en sudar tinta
delante del papel.
La poesía crea las palabras
lo sé.
Esto es verdad y sigue siéndolo
diciéndolo al revés.
La poesía exige ser sinceros
lo sé.
Le pido a Dios que me perdone
y, a todo dios, excúsenme.
La poesía atañe a lo esencial
del ser.
No lo repitan tantas veces,
repito que lo sé.
Ahora viene el pero.
La poesía tiene sus deberes.
Igual que un colegial.
Entre yo y ella hay un contrato
social.
Ah, las palabras más maravillosas,
“cosas”, “poema”, “mar”,
son impuras y otras letras:
o, a…
Si hay un alma sincera, que se guarde
(en el armario) su cantar.
¿Cuántos de vida y esperanza,
serán?
Pero yo no he venido para ver el cielo,
te advierto lo esencial
es la existencia; la conciencia
de estar
en esta clase o en la otra.
Es un deber fundamental.


Blas de Otero

YO MENDIGO

No nos quitarán la ilusión
los que no saben vivir
si no es contando dinero.
Mientras ellos se maldicen
cuando el pueblo complacido
se apaña con lo que tiene.
Ellos no entienden de sueños,
ni de los valores que nos venden.
Cuando recogen los sobres
que al pueblo le han recortado.
Le han robado las zanahorias.
Pero nunca la ilusión,
que ellos no entienden.
Ni el futuro, ni el presente.
Podrán vejar el futuro.
pero soñamos presente.
Lo que algunos no podéis
porque sois carne mal oliente
que no tenéis corazón.

Antonio Molina Medina

ENCARNACIÓN

En una vieja casa palacete
de ciudad añeja amurallada,
una mujer cual ángel de la guarda
se apoderó de mi mente.

El fruto de un tiempo de esperanza
que el viento me recuerda,
de forma serena y plácida, 
perpetuando lo grande de su alma…

La mano de Encarnación

hacía girar la rueda, la otra
guía las puntadas, enhebradas

en carrete, y la flor de su mirada
cuenta cosas a la gente; con la
sonrisa en los labios apacienta
su rebaño de brasas y de miseria,
ella, siempre sonriente.
Su corazón aún retumba,
con insistencia pervierte
mi mente con su constancia,
para que yo no me olvide
de Encarnación, de la Vega,
Vega de donde es mi gente.


Antonio Molina Medina

ELLA

ELLA..., TAMBIÉN ERA MI HERMANA
Ella… una flor muy delicada
que apareció por una calle
estrechita de un barrio de Triana.
Mientras, Sevilla, mora y cristiana,
nos atrapaba.
En un balcón yo la pude contemplar.
Me arrebató el alma con el brillo
de sus hojas que deslumbraban lucidez;
cuyo aroma, me trasportó a mi cuna,
aquélla dónde mi madre
me arropaba cantándome tenues nanas.
Con sus versos nos quitaban todas
las penas y aplacaban nuestras
ansias de la libertad soñada.
Antonio Molina Medina


Tengo fe.

Tengo fe, sí.
Tengo fe en todo lo que realizas.
Tengo fe en lo que tus manos tocan
enroscadas en el aire que respiro,
en la brisa impresa en tu sonrisa,
en tus gestos que me animan
a alzar el vuelo por la estepa,
llena de zarzas espinosas,
de verdes hojas que al secarse
se clavan en mis carnes
para marcarme y hacerme sentir
que estoy vivo cada día;
mas consciente de seguir
esta aventura conjugando palabras,
persuasivas al compás de
la música sacra que brota de
las cuerdas insertadas en esta guitarra.

Antonio Molina Medina

ELLA

Su cuerpo se desliza
entre las aguas del río.
Caudaloso líquido
se filtra en su espuma,
se mezcla entre los peces,
viendo las sirenas
con pechos alegres.
Fieles timoneles.
Conductor de mieles.

Antonio Molina Medina

SU RECUERDO ATRAPA

El recuerdo hizo presa mi corazón.
Atrapado entre sus menudas manos
dibujo su figura de acaramelada risa.
Mis entrañas se llenan de ternura 
aunque duelan por su ausente ser,
aunque sus ojos no se apaguen
ni se empequeñezcan los sueños
que desandan mi almohada.
Entre su risa y la mía sorteamos
las paredes de la nada. El tiempo
siempre es presente, siempre. 
La  reluciente vida deja tu cara de niño
al calor de tu gente trepidante, cual leones
que te cuidan. Y esta es mi plegaria.

 Antonio Molina Medina