Algo
nos arrojas desde el aire que respiras,
traspasando
los hábitos del tiempo,
plegándose
la brisa que nos atenaza el rostro,
cuando
leo algunos de tus versos.
Tu
fuerza, está constantemente como un martillo
golpeando
el yunque de la fragua,
moldeando
nuestros corazones,
cuyas
esquirlas nos hacen ver
el
camino donde encontrarnos.