Nos
habla con el silencio, con su silencio
que atrapa.
Palabras
humanizadas de luz y sombra preñada.
Nos
hablan, susurran, seducen, sensaciones hilvanadas.
Nos
hablan en las cascadas penetrando nuestro cuerpo, incontroladas.
Se
funden en nuestra alma en sus brazos abrazados.
Son
letras acompasadas que respiran emociones enamoradas.
Con
su luz, ellas solitas nos hablan, nos llegan con su candor,
penetrando
su calor, en nuestra sangre renovada.
Paladear
su asiento, para volar con el viento
que
plácidamente susurra, al oído de su nido.
Plegarias
que hablan de vida, envuelta tierra cuartada,
que
resurgen con el viento, entre alambradas y estacas.
El
portón se abre al pasar. De los sonidos se derraman palabras
Sentimientos
que al llegar caracolean sus versos, con estelas de palabras
Ellas
buscan libertad en tierra firme tratada. Seguir perpetuando
sus
versos aprisionados en sus palabras, palabras que nos iluminan.
Donde
fluyen compromisos en el fondo de su alma.
Vuelve
la luz de sus ojos, y flores en el rosal,
quedando
sangre en sus manos que llegan al corazón.
Antonio Molina
Medina