Ya ves amiga María,
otra vez a dar
la lata,
a comenzar...
mejor dicho,
a seguir con las
palabras que a borbotones
pululan por el
aire; sólo tenemos que cogerlas
con las manos
abiertas y
el corazón
dejado de la mano.
Yo las he
percibido por las costas de África,
dando voces y
gritos, e impertérritas
acosaban a los
que teníamos oídos
que el agua
bañaban.
Antonio Molina
Medina