Pasa el tiempo y
la vida se camufla
envuelta en
sombras y tinieblas,
pero las ideas
no dejan de fluir
aunque perezosas
se aferran
a su cuerpo.
Tienen el corazón
aún sediento de
aquello que ama,
amo y amará: su
tierra y los suyos,
que siempre
estarán prendidos
en su alma sin
despecho,
con el corazón
en el laberinto
de los que le
inculcaron el amor
a todo lo que
huele a Andalucía,
sus gentes y el hábitat
que nos dio su cielo.
Antonio Molina
Medina