SINOVAS

Entre cepas y alisos, envuelto en robledales, se encontraba mi cuerpo revolcándome entre la hierba reseca de incienso, aromas de granos, acidez de uva y dulzor de pasas. Presagio de buen caldo. Mañana plácida y serena. Poblada estepa humana. Mezcla de Castilla, hechizados trinos. Se adhieren a mí con mucho sigilo. Sublime es la aurora que le acompaña.
Silencio expectante, en tierras de caza. Castilla se abre, entre puertas doradas. Sus campos, sus gentes, y el desdoblar de sus ansias. Son gentes sinceras, sencillas, humanas, donde cantan aves… el cuervo aún grazna…
Una paloma me cubre el rostro con sus alas, y me ofrece sus calles, sus casas, su plaza. Rebrotar de sueños envuelto en aromas, a vino arraigado. Sarmientos ahumados, que el humo me cerca. Me atrapan sus gentes.
Saturno me observa, me llama. Y él, complaciente, se aferró a mi mano, para recorrer juntos sus anillos, entre mis versos y plegarias.


SINOVAS

Quisiera desaparecer
Debajo de las cepas del pueblo.
Y que sus raíces penetren
Dentro de mi cuerpo

Para seguir saboreando
Sus vinos
En los próximos inviernos.
05/10/16

Antonio Molina Medina

1 comentario:

  1. Saborear los vinos, la brisa del aire, los versos de tu poesía, saborear la vida, cada instante, cada día, los campos...

    Qué bella tu entrada, Poeta, qué grande eres.

    Un aplauso y mi admiración.

    Un beso.

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