Cruje la mañana.

Cruje la mañana.
La alborada sale sedienta de sueños
que calcinantes espolean su cuerpo
y su alma vuela con ellos buscando
de nuevo sus risas, sus miedos
Mientras las teclas del piano que pía
por dentro exploran en su alma lugares añejos.
Seres que nos dieron lo mejor de ellos,
lo más hondo de sus vidas que nunca
quedaron ocultos ante la barbarie
de aquellos que quieren hoy dejarnos
huérfanos de CULTURA…
Somos arboles viejos, jugosos de frutos
que nunca pudieron arrancarnos
lo bueno de los que no nos corrompieron.
Antonio Molina Medina

10/07/16